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BLACK MOUNTAIN
“Si a morar en Indias fueres, que sea donde volcanes vieres”
Bernardo García Martínez, Historia general de México
El epígrafe citado hace referencia a una de las características de los cuerpos montañosos: su papel como signos de ubicación. Ya en los códices prehispánicos, las montañas son caracterizadas por un símbolo toponímico, el cual rige a su vez el orden de una configuración cosmológica. Como referente directo de la realidad o referente cósmico, los colosos de tierra han conformado parte esencial del imaginario humano.
Las montañas de esta serie pictórica, tienen la particularidad de estar en proceso de negación. Al observarlas en su conjunto, daríamos cuenta de que sucesivamente una niega a la otra. Cuando ya se ha visto uno de los trabajos, el paso siguiente es disolver en la memoria la imagen que anteriormente teníamos para establecer un nuevo instante, un nuevo paisaje. Ese mismo proceso de negaciones y apariciones, hace que los gigantes estén ubicados en un terreno inasible, levantados sobre fuerzas etéreas.
Es también una serie sobre la idea de temporalidad. Se ha tratado de fijar el movimiento de las montañas escenificando su historia, una historia de fuerzas telúricas que tiene miles de años. Las montañas, siempre en activo, dan cuenta de las posibilidades que tienen para transfigurar, y a la par, ser exponentes del paso del tiempo. En el transcurso que van marcando las montañas, surgen una suerte de contrapuntos, desequilibrios y fracturas que, respondiendo al título de la serie, conducen a un negro abismo.
Cristóbal Andrés Jácome Moreno
Septiembre, 2009